miércoles, 25 de mayo de 2011

Pogo en un remis

Cae el sol y regresamos a casa en un remise desde un barrio lejano. Fue difícil encontrar uno por dos motivos: la lluvia y el atardecer de un día no laborable. Sin embargo, lo logramos.
El viaje durará aproximadamente 25 minutos y es por la autopista. Con el remisero a cargo no hay diálogo hasta el momento. Viajamos en silencio.
Las ventanillas del auto están polarizadas y el auto es de un azul eléctrico con unas llamaradas autoadhesivas pegadas en el vidrio de atrás.
La radio suena pero no la escucho.
Medio silencio hasta que llega el pase a un nuevo programa radial y un locutor anuncia que va a "terminar este día a pura euforia". Ahí nomás sale el tema "Ultraviolento" de Los Violadores.
¡Oh!! Mítica banda. Querida banda, una de mis favoritas cuando adolescente.
Hace años que no los escucho. Despacio lo canto en tiempo de canción de cuna. Despacio, el remisero, lo canta en tiempo de canción de cuna hasta que dispara: Yo soy de la época de esta banda. Le digo que yo también. Me dice que los fue a ver. Le digo que yo no pero que tengo (tenía dado que eran cassettes) todos los discos.
El remisero se pone a cantar en voz alta mientras sigue manejando. Me sumo, en voz alta y vamos cantando.
Parece que somos viejos amigotes, que volvemos de una quinta después de un asado en día patrio pero no es así. Es el poder del tema, de la música que nos hermana.
LLegamos a destino. Bajamos, pagamos, el tema terminó.
Con el remisero nos despedimos con empatía y una afirmación musical "nos quieren transformar, no lo lograrán, no, no lo lograrán".

Flor de tachas en la campera...

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