martes, 10 de mayo de 2011

La foto que habla


Cuesta abajo hay un puesto de diarios en una esquina. ¿Cuántos hay como ese? Miles de miles en los 100 barrios porteños y en sus barrios aledaños. Sin embargo: ¿dónde encontraremos un puesto de diarios que tenga al lado un poste de luz, que tenga un clavo en el poste y de donde cuelgue una foto, una misteriosa, muuuuy misteriosa foto?
La imagen tiene un tamaño considerable, está protegida por un vidrio delgado y parece haber sido sacada en los 70 por los colores, por la vestimenta de los dos protagonistas, por sus peinados y la luz entera. Son dos hombres jóvenes, con camisas de la época, jeans Oxford, descalzos, pelos medio sueltos, medio largos. Están parados en unas piedras, el sol parece mediodía, está lleno de verde en los costados. Parece Córdoba. Son sierras. Verde, verde, verde y la nada. Y ellos dos sonriendo a la cámara. Uno pone el pie sobre la piedra, el otro está más atrás y tiene las manos en la cintura. Hay algo triste como de acompañamiento roto y hay mucho de sorpresa para los que pasamos. De repente, zas, la foto con los desconocidos ahí, antes de cruzar la calle.
El diarero es quien pone la foto en el poste, a eso de las 7.30 de la mañana. Lo vi hacerlo varias veces. A las 15.40 la foto no está, el puesto está cerrado. Las velitas se consumieron en la parroquia de la vuelta.
Esa imagen tiene su mensaje encriptado. La libertad de un viaje de juventud con amigos que fueron naturaleza y fueron salvajes. El ocio sin tiempo, lo que se aquieta en algún punto de nuestro mapa para ser piedra de toque. Refugio para regresar y ver nuestra verdadera cara cuando estamos lejos, lejos de nuestra "Córdoba".
Flor de serenata

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