viernes, 14 de octubre de 2011

Compu culpa


Escuchado al pasar. Una docente tiene un alumno que tiene dificultades motrices y tiene una computadora en el aula porque le resulta difícil copiar a mano. Entonces, el mundo ciber es una ayuda.
Este niño entró en el estallido adolescente en estos meses y dicen que está fatal.
Además, no queda muy políticamente correcto señalarlo pero... la historia reza lo siguiente...
Este niño tiene algunos problemas para hablar y sus compañeros lo entienden mejor que sus docentes y muchas veces "lo traducen". Es cierto que sus compañeros lo adoran y que él se lleva a las mil maravillas con todos.
Es cierto también que cuando el niño explica el por qué de sus inconductas, la mayoría de los docentes no comprenden qué está diciendo y optan por decirle: está bien.
Parece ser que dicho niño se levantó, en el medio de una clase de matemática, y abrió el sweter de un compañero con una tijera, con el objetivo de volcar una catarata de papeles, en las anchas espaldas de otro niño. Y lo hizo.
La docente a cargo, lo sacó del aula para que fuera a "conversar" con las autoridades. Entonces, el lugar del niño quedó vacío y una niña, se sentó allí.
Minutos después, la docente a cargo paseaba por el aula, explicando los equiláteros y se acercó al banco del niño expulsado donde estaba la computadora.
No se sabe cómo pero la compu cayó al piso, se rompió una de sus aristas y quedó titilando hasta que pareció volver a la normalidad por un rato y luego se fue a negro.
Ante la situación, los niños quedaron en sepulcral silencio y luego, se acercaron en manada a ver los restos del costado de la compu y echarle la culpa a la docente. Nunca se supo si fue ella o la niña que malamente ocupada el sitio del expulsado, quien al mover su cuaderno y copiar lo que la profesora decía, empujó la compu al abismo.
En ese interín, otros niños salieron del aula para ir a buscar al expulsado y contarle que la profesora había roto su compu. El niño expulsado entró furioso al aula y en su media lengua, puteó a la profesora, quien todavía no sabe si fue ella, la otra, el compañero de banco del expulsado, una ventolina que arrasó con papeles y tizas o telekinesis.

Flor de escucha.......sh

martes, 11 de octubre de 2011

Jump in the fire


Ayer estaba leyendo al sol en una de las mesas de fuera del bar de los viejitos. Hacía, y hace, ahora, a las dos de la mañana, bastante calor. Les comento que esto es inusual en la mayor parte de este continente, mejor dicho, es inaudito en esta época del año, cuando las montañas empiezan a enfriarse. Pero yo vivo en un lugar sin reglas, donde el verano viene cuando se le da la gana, y si no, no viene y se manda a mudar a otra geografía.
Bueno, la cosa es que estaba yo leyendo un pasaje de la Crónica de Pedro el Cruel, cuando pasó un coche de esos decorados para novios. Tipo limousine, negro brillante, con un gran lazo rosa en el techo y flores blancas. Horrendo. Pasó como zumbido por la callecita y después solo se escuchó cómo muchos vidriecitos se rompían y alguna lata rodaba. Se había estrellado contra uno de los contenedores de basura.
Una nube de olor a pescado cubrió mi nariz.
Mientras yo recogía mis libros y enfilaba hacia la barra del bar, el conductor se agarraba la cabeza (calva) y aventuraba que los novios no iban a poder salir de la iglesia como Dios mandaba (¿en coche decorado?).
En la barra, tomándose un café muy negro, estaba la fascista. Con sus calzas negras y su coleta llena de rulos pelirrojos.

-A mí es que lo de casarme nunca se me dio bien.

Temí preguntarle el porqué. La imaginé amenazando a su(s) marido(s) con un magiclick rojo, cabreada porque ese día no quería preparar tortilla de patatas.

En el camino que va desde el bar de los viejitos hasta el parking pensé en mi amiga C, que es una romántica y una defensora del amor conyugal. Hace muchos años le contaba en un mail que en Madrid la calle de las putas, la de la Montera (vaya nombre), coincide con el de la calle de las tiendas de vestidos de novias. A ella le había resultado un comentario deprimente. Contame algo más lindo, me pedía en su respuesta. Yo le dije que ya lo había dicho el Arcipreste hace siete siglos: "En la cama muy loca, en la casa muy cuerda", pero C no me creía.

-Si descreés en el amor, el amor nunca va a creer en vos.

Uy, a lo mejor tenías razón...pero es que, C, pasaron tantos miles de años que... Pensaba en esto cuando Gerarda me interceptó en la puerta:

-Cariño, nos hemos quedado sin electricidad. Corte general en la zona. Un contenedor de basura tiro abajo un poste de luz. Algún borracho al volante, seguramente.
-No te preocupes, ahora te presto mi vela de San Antonio.

L-e-l-i-a D-o-u-r-a